El IIº Congreso de la IVª Internacional y la ruptura de los internacionalistas.

El IIº Congreso de la IVª Internacional y la ruptura de los internacionalistas

La lucha de la izquierda para que el IIº Congreso debatiera las cuestiones clave suscitadas durante la segunda guerra imperialista mundial

Sobre el próximo congreso mundial

Apenas había pasado un año desde la fundación de la IVª Internacional en 1938 cuando estalló la guerra imperialista. La nueva organización mundial no había logrado aún establecer relaciones regulares con muchos de los grupos trotskistas existentes en el mundo, cuando la ilegalidad súbita o acentuada en la que cayeron todas las secciones de Europa continental y Asia paralizó lo poco que había logrado crearse como organización internacional, y Stalin completó la obra destructiva de la guerra imperialista asesinando al hombre que, por su autoridad, estaba en mejor posición para evitar que la crisis orgánica se transformara en crisis ideológica. El hecho es que, con raras excepciones en América, desde el comienzo de la guerra cada partido o grupo de la Cuarta Internacional ha vivido y trabajado aislado del centro mundial e incluso de las secciones vecinas. El centro mundial desapareció, incapaz de desempeñar una función internacional mínima y formal. Durante los seis años de guerra, los miembros del Comité Ejecutivo Internacional no fueron consultados ni media docena de veces. El mérito del movimiento trotskista no residía en su actividad orgánica internacional y en su homogeneidad, que prácticamente no existía, sino en la resistencia y la iniciativa de los grupos y partidos nacionales. Su propia debilidad resalta su fuerza. No fue bajo la inspiración y con la ayuda de la organización mundial que las secciones se formaron, vivieron y actuaron, sino que, por el contrario, el trotskismo como movimiento mundial vivió y actuó gracias a la iniciativa de las secciones.

Debemos empezar por reconocer los hechos y lo que somos, si queremos superar positivamente, en un futuro inmediato, la distancia que nos separa de una organización mundial, ideológicamente homogénea y orgánicamente coordinada. La situación descrita no podía dejar de provocar importantes divergencias ideológicas entre las secciones, a veces incluso dentro de las mismas, derivadas de la fragmentación de la organización internacional en medio de acontecimientos de enorme importancia histórica. Durante los años de aislamiento de la guerra imperialista, surgió en Europa un poderoso comienzo de guerra civil, desviado luego por el stalinismo y el reformismo hacia los caminos de la guerra imperialista; se produjo una nueva serie de asesinatos de elementos revolucionarios en Rusia; se inyectó el factor imperialista norteamericano en la guerra antiimperialista en China; se produjo la ocupación de casi toda Europa por el imperialismo alemán e, inmediatamente después, por los Tres Grandes; Mussolini cayó y el Tercer Reich fue destruido por sus tres rivales; Alemania desapareció, al menos momentáneamente, como nación organizada y coherente; hubo insurrecciones en Nápoles, Roma, Milán (dos veces), París, Varsovia, Praga; Bucarest, Sofía, Grecia y muchas otras menores, aplastadas por las tropas de Washington-Londres, por las de Moscú y por las de Hitler en colaboración pasiva con sus tres grandes rivales; se produjeron los movimientos nacionales de Java, Indochina, las Indias, Egipto, etc. la ocupación y el saqueo de Europa del Este y de gran parte de China por las tropas rusas; la constitución de gobiernos stalinistas-burgueses-reformistas en casi todos los países de Europa; la aparición de millonarios en Rusia, una nueva modificación de la ley de sucesiones en un sentido totalmente capitalista, la extensión de la propiedad y del poder burocrático, la supresión de la autonomía formal de varias repúblicas y la consagración definitiva de la economía rusa como economía de guerra, sin decir más que lo que es evidente e innegable para todos.

Tantos acontecimientos formidables, incompletamente relatados, se han producido sin que el proletariado haya obtenido en ningún lugar un triunfo significativo, sin que la IVª Internacional se haya desarrollado significativamente y sin que la propia Internacional haya tomado una posición clara y pública frente a cada uno de ellos.

Como resultado, tenemos en la Internacional un mosaico policromo de posiciones, dentro de una fidelidad general a los principios revolucionarios más fundamentales, salvo tal o cual excepción. Sin estar informados más que por casualidad, sabemos que hay en Grecia tres grupos, uno o dos de ellos contrarios a la defensa de Rusia; un partido naciente en Bulgaria, absolutamente opuesto a esta misma defensa, posición todavía oficial en la IVª; dos grupos alemanes divididos sobre la cuestión nacional y la defensa; un partido francés dividido en mayoría y minoría, con subtendencias (una de ellas contraria a la defensa de Rusia), más un grupo exterior que también dice ser de la IVª; un partido inglés dividido en mayoría y minoría sobre problemas secundarios más una «Fracción de Izquierda» expulsada el año pasado por motivos poco claros; un partido norteamericano cuya política durante la guerra merece el mayor escrutinio; dentro de él, una minoría que quiere la unidad con el partido de Shachtman, una mayoría opositora, más el propio partido de Shachtman, que también dice pertenecer a la IVª Internacional, y dentro de él la minoría dirigida por Johnson, que se proclama más de acuerdo con el S.I. que con Shachtman sobre los problemas inmediatos de la revolución; una posible división en Cuba, provocada por los problemas americanos; siete grupos en Argentina, cuyas diferencias desconocemos; dos grupos en Chile, de los que sabemos poco; un grupo en Bolivia opuesto a la política del S.W.P. americano, política aceptada extraoficialmente hasta ahora como política de la Internacional durante la guerra; dos grupos en Sudáfrica, con diferencias poco claras; en China, otros dos que, desde hace cinco años, discrepan sobre el carácter antiimperialista o imperialista de la guerra contra el Japón, y actualmente sobre la ocupación por el Kremlin de los territorios de Manchuria y China; un partido indio opuesto, al parecer, a la posición oficial sobre los problemas de la defensa de Rusia y la guerra sino-japonesa; un grupo español emigrado a México que consideran categóricamente la política de guerra del S.W.P. como oportunista y que se oponen hoy irremediablemente a la defensa de Rusia, así como a la consigna de la defensa de Rusia, y que exigen un nuevo estudio de la consigna de las nacionalizaciones.

Aunque muy impresionante, la enumeración anterior está muy lejos de dar una idea suficiente de las divergencias reales o potenciales de nuestro movimiento, porque aparecen en cada lugar como atenuadas por las distancias, veladas por la ausencia casi total de información, y porque en general son mal conocidas por las secciones a causa de la incapacidad de la dirección internacional para poner en discusión todos los problemas nuevos, o los que, durante los años de aislamiento, se han iluminado con una nueva luz. Esta situación es el primer obstáculo para el crecimiento de la IVª Internacional, para su eficacia política, para su constitución y para su funcionamiento como organismo mundial homogéneo. Negar esto sería negar la existencia de la propia nariz.

La solución positiva sólo puede encontrarse mediante un amplio debate preparatorio en el congreso mundial, con una representación efectiva de la mayoría de las secciones y grupos. La solución positiva sólo puede encontrarse a través de una amplia discusión preparatoria en el Congreso Mundial, con una representación efectiva de la mayoría de las secciones y grupos. Las diferencias ocultas y las nuevas posiciones políticas que están surgiendo deben ser descubiertas sin miedo; deben ser llevadas a la atención de la Cuarta Internacional, sometidas a su consideración, y la discusión debe ser estimulada en todas las secciones. Nuestro movimiento debe ponerse al día con los grandes acontecimientos de los últimos años y recibir sus lecciones. Nuestra política pasada, y en particular la de las secciones más importantes, debe ser examinada con claridad.

Esta es la tarea fundamental de los nuevos dirigentes, y debe emprenderse de inmediato. Dadas las circunstancias descritas anteriormente, el gran número de problemas a debatir y la lentitud con la que se renuevan los contactos organizativos internacionales, creemos que el Congreso Mundial debería convocarse en un plazo mínimo de un año desde el inicio efectivo del debate. También nos parece indispensable que la actual dirección ejerza sus poderes provisionalmente, sin poder imponer ninguna política concreta sobre las cuestiones en cuestión, ni expulsar a secciones o compañeros. No podía ser de otra manera, ya que la Internacional no ha discutido ni aprobado por mayoría los puntos en los que hay diferencias. La tarea de la nueva dirección es permitir que la Internacional se exprese con la mayor libertad y encuentre su mayoría. Por otra parte, es indispensable garantizar desde ahora la participación en la discusión y la asistencia al congreso de los grupos que se reclaman miembros de la Cuarta Internacional. Por último, es necesario intentar celebrar el congreso legalmente, poniendo a los gobiernos burgueses ante la alternativa de conceder o negar el permiso para celebrarlo. Sólo en el caso de que sea materialmente imposible reunirse a plena luz del día, el congreso se celebrará clandestinamente. La legalidad será también una garantía de democracia y eficacia frente al conjunto del movimiento obrero.

Hacemos un llamamiento a todos los grupos y secciones para que apoyen esta declaración o propongan las modificaciones que consideren necesarias.

Grupo Español en México. Ciudad de México, 15 de julio de 1946. Publicado en el Boletín Interno del Secretariado Internacional, agosto de 1946.

Decíamos ayer...

El Secretariado Internacional debería imprimir este título general en la cabecera del Boletín Interno que publica. El origen de esta elusiva y cautelosa expresión es bien conocido por los lectores de habla hispana. Tras siete años de prisión, incomunicación con el mundo exterior y tortura, un poeta perseguido por la Inquisición frustró la expectación de sus muchos amigos reanudando sus clases en la universidad, como si no hubiera pasado nada: «Decíamos ayer...».

Desde hace casi siete años, también, las secciones de la Internacional no han podido comunicarse entre sí, y estos siete años están llenos de acontecimientos de excepcional importancia histórica, son ricos en promesas de emancipación pero también de aniquilación, son años de aprendizaje fructífero y doloroso para los explotados del mundo, especialmente para los revolucionarios. Sin embargo, aquí está el primer número del Boletín Interno, y el segundo, y el tercero, publicados en mayo como si el número anterior acabara de salir en abril. Su silencio grita: aquí no ha pasado nada, señores; continuemos la clase.

Hace unos dos años, en relación con la publicación en Estados Unidos de un Boletín Internacional tan silencioso como el de hoy, dije, y desapareció en la oscuridad: «Esta no es la manera de sacar un Boletín Internacional de discusión». Lo repito hoy con más fuerza y como advertencia a la Internacional. Era esencial que el primer acto del nuevo Secretariado Internacional fuera explicar la situación de la organización mundial, los acontecimientos más importantes desde el comienzo de la guerra imperialista y la actitud adoptada por las secciones, las escisiones y divergencias nacionales, para luego presentar una lista de cuestiones a discutir, proponer un orden de discusión, obtener el acuerdo de la mayoría de las secciones para el plan de discusión, en una palabra, inaugurar, con la máxima amplitud y libertad, la discusión que debe preceder al próximo congreso mundial. Era indispensable que la IS hiciera un llamamiento en este sentido a todas las secciones en el primer número del Boletín Interno o, al menos, que declarara cuáles son sus intenciones en cuanto a la forma, los temas, el tiempo de discusión, la participación de las secciones oficiales o extraoficiales. ¿No es inadmisible que, tras siete años de interrupción de las relaciones internacionales, el SI nos envíe un primer Boletín sin una sola palabra relativa a la discusión mundial? Que quienes encuentren buena esta forma de renovar el contacto ideológico y orgánico la aprueben o le resten importancia, si quieren; nosotros la censuramos enérgicamente, porque vemos en ella un peligro, y pedimos a todas las secciones y grupos trotskistas que apoyen nuestra crítica.

No se trata de lanzar un boletín a la Internacional, incluso con total libertad de expresión. Es necesario que el propio SI, actuando como comité organizador de la discusión y del congreso, sitúe a la Internacional ante la necesidad de juzgarse a sí misma y encontrar su homogeneidad ideológica y orgánica. Esta homogeneidad no puede darse por supuesta tras el prolongado aislamiento y los trascendentales acontecimientos que han ocurrido entretanto. Por otro lado, no es aconsejable dejar la decisión de discutir tal o cual problema a la espontaneidad de las secciones, ya que esto reduciría la discusión al mínimo y la haría desorganizada. La iniciativa de las secciones debe ser solicitada por la dirección, que debe suplirla cuando no existe.

Hay una serie de cuestiones muy importantes que deben figurar inmediatamente como temas de debate, sea cual sea la opinión del SI [Secretariado Internacional] y del CEI [Comité Ejecutivo Internacional].

Ante todo, la Internacional debe saber cuál ha sido la actitud revolucionaria u oportunista de sus partidos ante la guerra imperialista, si esta actitud ha estado dentro de los límites del derrotismo revolucionario, o fuera de ellos. Sin este examen, cualquier proyecto de política revolucionaria estaría construido sobre la arena. Si el SI no tiene nada que decir sobre este tema, debe pedir a las secciones su opinión. Recordemos que desde 1942 el grupo español de la ciudad de México ha criticado la política del S.W.P. como oportunista. El Congreso Mundial tendrá que decidir sobre este caso concreto, y sobre cualquier otro que surja.

En segundo lugar, está la política de nuestros partidos frente a los movimientos y guerras nacionales que han surgido en Europa como consecuencia del giro de los partidos stalinistas, que los hizo pasar del servicio Moscú-Berlín al servicio Moscú-Londres-Washington. Este es un fenómeno totalmente nuevo en la historia de la revolución mundial, y la Internacional debe estudiarlo y pronunciarse.

En tercer lugar, el problema de la defensa de Rusia resultará, sin duda, de la mayor importancia para el futuro de la Internacional. Después de los acontecimientos ocurridos, que han superado con creces los cálculos más pesimistas sobre la política exterior del Kremlin, la IS se vio ante el deber apremiante de plantear esta cuestión a la Internacional: ¿sigue siendo justa y necesaria la defensa de Rusia para el proletariado mundial, o parece, a la luz de los nuevos acontecimientos, incompatible con la revolución mundial?

También era necesario que la IS planteara, como consecuencia del problema anterior, el de nuestra actitud hacia los partidos stalinistas de todo el mundo. Sin embargo, mientras que el reformismo tiene como base la aristocracia y la burocracia obreras, y como ideología la concepción evolutiva del capitalismo hacia el socialismo, el stalinismo es un fenómeno totalmente diferente, cuyo origen está en el triunfo ideológico y económico de la contrarrevolución rusa. En esta discusión debe tener lugar la aceptación o el rechazo de la consigna «gobierno stalinista», apoyada hoy por varios partidos europeos. El deber de la IS es estimular la expresión de las secciones sobre esta grave cuestión.

Hay otro problema, el de la guerra chino-japonesa, sobre el que la sección china estaba dividida y sigue estándolo; una parte de esta sección considera que la intervención de los Estados Unidos transformó el carácter de la guerra, mientras que la otra persevera en la defensa. Y he oído que el partido hindú también se ha manifestado en contra de la defensa.

La evaluación de la perspectiva de la revolución mundial y de nuestra táctica dependerá en gran medida de la discusión previa de los cinco problemas enumerados anteriormente. Constituyen la base indispensable para abordar los problemas tácticos generales como las nacionalizaciones de los gobiernos burgueses, las consignas democráticas y de transición y las consignas revolucionarias, los problemas particulares como los de Grecia y España, el problema candente y trascendental de las ocupaciones militares, el de América Latina y el de los países coloniales.

En los documentos informativos sobre el pleno del CEI, se dice:

Después de examinar los problemas relativos a la preparación del próximo congreso mundial de la Cuarta Internacional, el CE, decidió prepararlo en 1947 y declara abierta la discusión previa al congreso, sobre la base de la resolución adoptada en la conferencia de abril de 1946 y la resolución complementaria relativa a la retirada de las tropas de ocupación.

Eso es todo.

Parece que el CEI no ha sentido la necesidad de cambiar la línea adoptada por el SI en los tres boletines ya mencionados. Sin proponer ningún orden de discusión, sin indicar a las secciones que deben dar inmediatamente sus iniciativas para que la discusión abarque todos los ámbitos existentes en la Internacional o introducidos por los acontecimientos. La base de la resolución adoptada en la conferencia de abril de 1946 y la resolución complementaria adoptada por el pleno de la CE están lejos de ser suficientes para satisfacer las necesidades de debate existentes. Se trata de seguir por el camino de la menor preparación y la menor discusión. Además, el CEI nº 2 no se sintió obligado a decir qué grupos de cada país podrían participar en el debate y serían convocados al congreso, ni si éste se convocaría de forma clandestina, como la preconferencia, o si se recurriría a este procedimiento sólo después de haber agotado todas las posibilidades de celebrarlo legalmente en cualquier país del mundo.

En una palabra, el «dijimos ayer» es un comportamiento pasivo que sólo puede conducir a malos resultados. Es necesario que la Internacional reaccione, que los partidos y grupos exijan una cuidadosa preparación de la discusión, así como la participación y convocatoria de los diferentes grupos trotskistas existentes en muchos países: también exigen la celebración legal del congreso, y su reunión sólo cuando se haya completado la discusión en todos los puntos. Sin esto, nuestro movimiento se verá obligado a practicar el laissez-faire, que favorece mecánicamente a los que tienen el aparato más fuerte.

G. Munis. Ciudad de México, D.F., 4 de agosto de 1946. Publicado en el Boletín Interno del Secretariado Internacional, agosto de 1946.

Boletín de discusión #25 del Grupo Comunista Internacionalista, sección española de la IVª Internacional, enero de 1945 (transcripción íntegra)

Informe sobre el Congreso Mundial por G. Munis

Viernes 2 de abril de 1948

Gabriel abre el congreso: Es la asamblea de la Internacional mas representativa jamás convocada, fecha aniversario del Manifiesto Comunista: un minuto de silencia por los muertos de la Cuarta, saludo a Natalia Sedova y a Cannon. El Congreso deberá hacer frente a las tendencias revisionistas.

A propuesta del S.I., un delegado americano, Stein, es elegido presidente.

Munis pide plantear, antes que nada, el carácter de la asamblea. Explica la idea del boycott (preparación insuficiente para un congreso mundial, tanto política como orgánicamente, casi ninguna discusión, en la base, de los problemas internacionales, peligro de que la organización mundial sea ahogada por el oportunismo y la mediocridad). La sección española no estaba enteramente de acuerdo con el procedimiento de boycott al principio propuesto y ha pedido a sus delegados acudir a la convocatoria e insistir ante la asmablea para que sesione, no como congreso, sino como conferencia o C.E.I. ampliado. Las otras tendencias de la Internacional que secundaron la idea de boycott se han sumado a este último procedimiento. Gabriel se ha refereido a nosotros al hablar de tendencias revisionistas. Acepto la designación, pero no será de nuestro revisionismo de donde salgan actitudes oportunistas. Por el contrario, yo acuso a la actual dirección internacional de haber violado el espírito revolucionario y la letra misma de nuestro programa: la acuso de oportunismo.

Interrupción del presidente: no hay que hablar de eso sino de nuestra proposición sobre el carácter de la asamblea.

Munis lee un proyecto de resolución pidiendo que la asamblea sesiones como Comité Ejecutivo ampliado, teniendo por objetivo la preparación de una amplia discusión política y la convocación de un verdadero Congreso mundial. Añade que se puede contar como seguro el apoyo del Grupo Revolucionario Internacionalista de México, del partido italiano y de la camarada Natalia Sedova.

Gabriel: Esta conferencia ha sido mejor preparada que ninguna otra (4 millones de francos gastados), mejor que la de 1940, a la que Munis asistió sin protestar. La discusión ha sido lo más amplia posible, puesto que está abierta desde 1946 y que desde entonces ha habido cinco Plenos del C.E.I ... Si hemos prohibido la delegación de mandatos es por prurito democrático, pues en la captura de mandatos es siempre la dirección quien lleva la ventaja, además, en este Congreso está representada la mayoría aplastante de la Internacional.

El presidente propone que la proposición hecha por la oposición sea discutida por 4 oradores, dos contra y dos por, con diez minutos de palabra a cada uno. La oposición pide, por el contrario, que se conceda a esta discusión todo el tiempo necesario. Triunfa la proposición del presidente por 16 votos contra 6.

Chaulieu y Schachtman defienden la proposición de la oposición, Germain y da Silva (S.I. e India), la impugnan. Chaulieu hace observar el enorme abismo existente entre las tareas planteadas a nosotros y la raquítica preparación política que ha precedido a la asamblea. Todo lo que Germain dice de esencial es que la oposición protesta porque la Internacional no ha adoptado las posiciones de Munis, y que debemos pasar a la acción, no a la discusión. Da Silva acusa a la oposición de hacer derivar toda su actitud de la admiración de sí misma.

El presidente queire pasar a la votación, pero como la tendencia oficial pretende que ha habido suficiente discusión para un congreso mundial, la oposición presenta esta Moción previa: La asamblea pide a cada delegación de sección indicar brevemente si la discusión de los problemas internacionales ha sido suficiente en su sección, para que que ella pueda tomar posición, en nombre de la misma, sobre los problemas del congreso. La asamblea se negó a que los delegalos hiciesen esta declaración, rechazando la moción previa por 18 votos contra 5 y una abstención.

Un camarada indochino toma la palabra sin que se la dieran, para declarar que en su sección no ha habido discusión.

En vista del voto anterior, la oposición lee una declaración negando a la asamblea autoridad de congreso mundial de la IV Internacional y negándose, desde ese momento, a aceptar la disciplina política internacional.

El Secretariado Internacional propone el orden del día:

1- Informe de actividad; 2 - la U.R.S.S.; 3 - política de la Internacional; 4 - discusión de informes y decisiones. Propone también que se nombren comisiones sobre cada uno de los problemas, suspender las sesiones durante ocho o diez días, y abrir después brevemente la discusión sobre las resoluciones de las comisiones.

La oposición protesta y pide los debates primero, y la constitución de las comisiones de los resultados de los debates. De otra manera los delegados no pueden votar con conocimiento de causa, sino por quienes les indique el S.I. Argumenta que una comisión se constituye para dar redacción definitiva a un texto sobre el cual se está de acuerdo en líneas generales. Lejos del caso actual.

Haston (Inglaterra) apoya la idea de debates antes de la constitución de las comisiones. El presidente, por el contrario, pide proceder sin discusión al nombramiento de las comisiones. La oposición pide que, al menos, la asamblea se pronuncie sobre la necesidad de discusión previa al trabajo de las comisiones.

Votación:

  • En favor de pronunciarse: 12
  • Por la proposición del presidente: 18

Se pasa pues al nombramiento de las siguientes comisiones:

1- Mandatos y apelaciones; 2 - forma definitiva de la resolución: «La situación política y las tareas de la IV Internacional»; 3 - Forma definitiva de la resolución sobre la cuestión rusa; 4 - Cuestión colonia.; 5 - América del Sur; 6 - Alemania; 7 - Estatutos; 8 - Italia; 9 - Finanzas; 10 - Prensa; 11 - Cuestión sindical; 12 - Cuestión española.

La dirección no ha previsto la entrada de la oposición en ninguna de las comisiones. a proposición de Ernesto (España), Munis es designado para la cuestión española y para la latino-americana. Acepta porque no existe ningún texto oficial sobre ninguno de esos puntos. Pero la oposición declara que por principio no entrará en ninguna otra comisión, salvo la de mandatos, puesto que, no siendo enmendables los textos del S.I., han de ser rechazados por entero. Sin un amplio debate sobre los principales problemas políticos, ninguna comisión puede tener suficiente autoridad y conocimiento de causa para trabajar. El procedimiento de las comisiones sin debates hace el congreso mucho más ficticio de lo que previeron los documentos de Munis, Peret y Natalia Sedova. Por añadidura, la dirección impone la exclusión de la oposición de la comisión de mandatos, sometiendo a votación la candidatura de Munis. Hecho sin precedente en las costumbres revolucionarias, pues siempre y en todas partes la oposición entra de derecho y sin votación en la comisión de mandatos.

Incidente Schachtman - Stein. Este último quiere hacer aprobar una proposición que al mismo tiempo condena al WP en el problema de la unidad con el SWP y priva a Schachtman del derecho de voto. Este declara que no se defenderá sobre lo del voto, pero que antes de condenar al WP es preciso que el congreso discuta el problema americano. Para no conceder a Schachtman el derecho de voto, Stein arguye que el WP no acepta la disciplina de la IV Internacional. El argumento no tiene valor, puesto que la sección española y otros grupos que forman oficialmente parte de la IV Int. han rechazado su disciplina. Armstrong (Irlanda), declara que siendo la sección irlandesa contraria a la defensa de Rusia en su totalidad, no podrá someterse a la disciplina defensista de la internacional. Puesto que Schachtman ha sido invitado --añade-- debe dársele el derecho de voto.

Es leida una carta de Craipeau (francia) pidiendo ser oido por el congreso respecto a la crisis y escisión del partido francés. Los votos de la tendencia oficial le envían a la comisión de madatos y apelaciones, con que el congreso «mejor preparado» rehusa considerar la crisis del más importante de los partidos de la Internacional.

Uno de los delegados argentinos, Moreno, que como el otro no tiene derecho de voto, por no estar reconocidos sus respectivos grupos, da diversas veces su voto indicativo a la oposición, pero nunca sobre los problemas esenciales.

En dos escasas horas fueron liquidadas la discusión sobre el carácter de la asamblea (40 minutos) y sobre la forma de trabajo (debates o comisiones). El resto de la tarde se fue en aburridas cuestiones administrativas y nombramiento de la balumba de comisiones. En ausencia de debates que dieran a los delegados idea de las tendencias políticas existentes y los situaran por relación a ella, no tenía más que decir a las listas de comisiones que precipitadamente iba leyendo Gabriel. Los delegados --había dicho el S.I. al prohibir la delegación de mandatos-- deben venir libres de la obligación de votar en tal o cual sentido, para que pueda orientarse por los debates del congreso. La realidad --prevista desde México por Peret, Munis y la camarada Sedova-- es que los delegados debían venir libres de ser encuadrados, sin ningún género de debates, en comisiones cerradas.


Tras unos diez días de comisiones, el congreso se reune en su segunda asamblea, solo la tarde, teniendo por orden del día el informe de actividad, es decir, lo que ha dicho, hecho y pensado la Internacional durante diez años, período por sí solo más importante en la historia del proletariado y para el porvenir de la revolución que los cien años anteriore. Veamos lo que fué.

El ponente del S.I. , Stein, tiene la palabra durante 35 minutos para hablar de esos diez años de actividad de la IV Internacional, en los cuales se sitúa la actitud de nuestros principales partidos ante la guerra imperialista y los movimientos nacionales de resistencia, guerrillas comprendidas. Stein hizo el más asombroso informe de actividad jamás oído en la historia del movimiento obrero. Sencillamente, no dijo ni una sola palabra sobre la actividad de la IV Internacional de 1939 acá, es decir, desde su fundación, y no aludió ni de lejos a la actitud de nuestros principales partidos ante la guerra imperialista y los movimientos nacionales. La palabra misma actividad, no fue pronunciada. Podría creerse que se trata de una calumnia, tan monstruoso es el hecho. Pero la manera de Stein no constituye hoy excepción en nuestras filas. ¿No se ha visto, en la región parisina del partido francés, durante una asamblea (única) para preparar el congreso mundial y discutir sus textos, que el ponente de la tendencia Frank no se refirió a los textos de los que la asamblea debía discutir, ni pronunció tampoco las palabras congreso mundial? Esta manera de tratar un problema es casi regla entre la gente que figura a la cabeza de la IV Internacional. Las secciones deberían exigir la publicación del discurso de Stein, que fué tomado taquigráficamente. Así obtendrían una idea exacta de la seriedad del llamado congreso mundial y de quienes lo prepararon.

Esta segunda sesión debía decidir si toda la Internacional, y en particular el partido americano, contra el cual pesaba una acusación de abandono oportunista del derrortismo revolucionario, habían mantenido una política internacionalista. Debía igualmente aprobar o condenar la actitud de nuestros partidos ante los principales acontecimientos mundiales, desde la revolución española hasta hoy, y juzgar si la Internacional había estado, en general, a la altura de la necesidades revolucionarias mundiales. De lo que esa reunión discutiese y decidiese, dependía, en realidad, el valor de esa asamblea llamada congreso, y toda la capacidad política futura de la IV Internacional. No solo era indispensable condenar taxativamente la política americana y otros oportunismos (partido francés) ante los movimientos de resistencia, sino que al examinar los grandes acontecimientos pasados debía hacer la crítica de algunas ideas trostskistas que se habían revelado erróneas a la luz de los acontecimientos, o bien que habían sido superadas por ellos. Sin ninguna relación con todo ésto, el discurso de Stein no permitía siquiera abrir la discusión. Y no obstante, siendo el ponente delegado de Estados Unidos, era de esperarse que no pasase por alto, cuando menos, las graves avusaciones de oportunismo hechas contra su partido. Pero aun suponiendo que el ponente hubiese dicho algo de lo que importaba, los 35 minutos de contra-ponencia que hubiesen correspondido a la oposición no habrían permitido, en ningún caso, tratar el problema con la amplitud requerida por su propia gravedad. En efecto, esa sesión era un resultado deliberadamente perseguido por quienes «durante dos años» prepararon el «congreso mundial»: concretamente, el S.W.P. sencundado por el P.C.I. francés y el R.C.P. inglés, a los que vino a añadirse a última hora la organización de Ceilájn, o más bien da Silva, su dirigente. S.I. y C.E.I. se habían negado sistemáticamente a poner como primer punto del orden del día del congreso la política de los principales partidos ante la guerra imperialista y los movimientos de resistencia, reclamado precisamente por nosotros. Ni siquiera dieron a la Internacional el material que le permitiera ver cuál había sido esa política y juzgarla. Su primordial preocupación, desde el día de su constitución, fue evitar una amplia discusión de este problema, donde se sabían de antemano derrotados. La obstinación estúpida y contraria al interés del moviemienro de hacer el congreso ilegalmente, no tiene otra explicación que el miedo a una discusión seria y detenida. El discurso de Stein venía a corroborar muy colmadamente esa acusación lanzada por nosotros más de un año antes: que se pretendía aprobar sin discusión una política enteramente oportunista y semi-chovinista, mas particularmente la del S.W.P.

Para la oposición, la mejor manera de poner en evidencia este escamoteo político y la naturaleza del congreso, era no responder al discurso estratosférico de Stein, cosa qué --repitámoslo-- tampoco habría sido posible aun queriéndolo, puesto que solo se disponía de 35 minutos. Así, cuando el ponente hubo agotado su mortecino informe, interrogó al presidente:

«¿Quién pide la palabra?» -- Todo mundo guarda silencio

«¿Quién pide la palabra?» --Silencio otra vez. El presidente, (da Silva) mira asombrado del lado de la oposición.

Así cuatro o cinco veces, visiblemente enfadado de que no se contestase al «informe de actividad». Viendo la asamblea embarazada, Munis exclama:

Ahora que alguien haga el informe de actividad. El ponente no ha dicho ni media palabra. Defended, al menos, lo que habéis escrito y os contestaremos»

Y el atinadísimo Germain se dehó decir: Es así como nosotros entendemos defenderlo. No es Munis quien ha de decirnos cómo.

Yo vacilaba entre la tentación de tomar la palabra para hacer rápidamente algunas acusaciones, y la conveniencia política y la utilidad demostrativa del silencio. Nadie contestaba contra el informe de Stein, nadie apoyaba mi demanda. Solo un delegado belga dijo tímidamente: No se le puede pedir a uno aprobar algo de lo que ni siquiera se le ha hablado. Pero diez minutos después (fiel imagen del llamado congreso mundial y lo que fué la tan venteada preparación de dos años) el mismo delegado votaba en favor del informe social, aprobando a ciegas todo lo que ignoraba.

El presidente fijó un plazo de 10 minutos para que los delegados pidiesen la palabra, transcurrido el cual pasaría a la votación. En medio de un bochornoso silencia, distraidos los delegados por el humo de los cigarrillos, corrieron los 10 minutos sin que nadie pidiese la palabra. Instantes despues, el inaudito informe era aprobado por 28 votos contra 3 (España, Irlanda y oposición francesa. A España correspondías dos votos, pero el segundo delegado, Ernesto, no estaba presente ese día). El delegado de la tendencia americana Johnson-Forest, que se hace cosquillas izquierdistas, aprobó igualmente el «informe» considerándolo «como símbolo de actividad». A partir de ese momento estaba irrefutablemente demostrada la impreparación del llamado congreso mundial, la enorme maniobra de la dirección para ocultar los oportunismos cometidos y eximirse de la obligación de considerar cuanto de nuevo han aportado los acontecimientos desde la guerra civil española; quedaba demostrado, además que la dirección necesitaba de la presencia de algunos delegados oposicionistas para dar a su asamblea apariencia de discusión y de democracia.

Solo resta añadir que el informe de actividad escrito, mas tarde publicado en el número marzo-mayo 1948 de Quatrieme Internationale, es una tergiversación completa de los hechos, por momentos incluso una falsificación. Tiene la cobardía de criticfar a algunos grupos débiles (tendencia Craipeau) mientras aprueba integramente a los fuertes de la Internacional, sobre todo el S.W.P. Demostraré en un trabajo aparte que ese informe no solo aprueba la política de deserción ante los deberes del internacionalismo proletario que fue la del S.W.P., sino que convierte esa política desertora en parte programática de la IV Internacional.


La tercera tarde de sesión está dedicada a la cuestión rusa. El presidium había previsto un informe oficial de una hora, contra-informes de 40 minutos cada uno para la tendencia colectivismo burocrático y otro para la de capitalismo de Estado, mas otros 40 minutosa Haston para defender las enmiendas del partido inglés a la tesis oficial, con la que concuerda el defensismo.

El ponente oficial, Germain, dijo que es necesario ser conservador del marxismo, al que no se le puede quitar nada --ni la teoría de clases del Estado, ni ninguna otra concepción-- sin negarlo. La revolución destruyó en Rusia la sociedad burguesa y abrió el camino a la sociedad de transición. La propiedad soviética es la expresión jurídica de la victoria de Octubre; ninguna contrarrevolución ha destruido el carácter no burgués de la propiedad. El carácter de esta propiedad es debido a dos guerras civiles: la de 1917, y, (al parecer) otra en 1927-1928. Quienes defienden la teoría del capitalismo de Estado hacen datar la victoria de éste de la desaparición del peligro burgués; para ellos la política de la oposición en 1928 era falsa: no se habría debido apoyar a Stalin contra el peligro del kulak. Pero el capitalismo de Estado debe ejercerse en favor de una burguesía concreta que no existe en la URSS. En la URSS la propiedad es no-burguesa. La contradicción de la sociedad soviética es la de toda sociedad de transición, es decir, producción socialista, distribución capitalista. No acusamos a la burocracia de haber conservado las formas de distribución capitalistas, solo de haberlas exagerado. Pero la burocracia no ha logrado poner de acuerdo las formas de propuedad con las formas de distribución, es decir, no la logrado hacer capitalistas las formas de propiedad.

Enseguida define la política rusa en el glacis como inmediatamente capitalista, pero tendiendo a la asimilación estructural con la propiedad rusa. La analogía entre los países del glacis y Rusia es puramente formal; Polonia es un Estado burgués degenerado; la política exterior del Kremlin es una política de capitulación que conduce Rusia a la derrota. Y así por el estilo, el ponente dice una cantidad considerable de monstruosidades y banalidades de pedante. La información oficial debería dar a la Internacional, en prueba de sus capacidades teóricas, el texto íntegro de este discurso, que en realidad, no cabría mas que en la boca de un stalinista que aspira a perfeccionar los métodos de sus partido, no en la de un trotskista, aun suponiéndole agarrado todavía a la concepción del «Estado obrero degenerado».

A continuación, 40 minutos de contra-informe corresponde a la tendencia que derine Rusia como capitalismo de Estado. Pero en realidad se trata de dos tendencia, la americana dicha Johnson-Forest y la española, representada en el congreso por Munis. El acuerdo político entre las dos es imposible, sobre todo por haberse situado la primera dentro del oportunismo oficial al votar el informe de actividad. Así pues, a cada delegado correspondieron únicamente 20 minutos del tiempo previsto.

Stone, en nombre de su grupo, hizo principalmente una crítica de Germain, mas bien anodina, eximiendo de sus ataques al aprtido americano a la dirección mundial. Germain es tratado de oportunista, pero Cannon es un revolucionario para la oradora, así como el S.I. en pleno. Habríase dicho que todo el mal de la IV Internacional reside en Germain, cuando en realidad no es más que un parlanchín tan ingrávido como impersonal. El mal está en el partido mismo a que Stone pertenece, en el C.E.I. y el S.I., los tres respetados por la oradora.

Munis indica que si la dirección actual de la Internacional continua arrastrando su «defensa incondicional de la URSS» es, sobre todo, por carencia de espíritu revolucionario. El análisis hecho por Trotsky de la Unión Soviética era falso, pero en realidad no era indispensable reconsiderarlo para abandonar la defensa incondicional, cuya incompatibilidad con la revolución mundial saltaba a los ojos, especialmente a partir de 1943-1944. Lo alarmante, lo escandaloso es precisamente que la piel de nuestros dirigente es insensible e impermeable a todos los acontecimientos y a las monstruosidades stalinistas.

¿De qué teneis necesidad todavía para admitir que en Rusia ha habido transformación de la cantidad en calidad? Necesitais la reaparición de los capitalistas individuales, es decir, un simple cambio cualitativo; estais fuera de la dialéctica.

Trotsky mismo dijo que las formas de propiedad no son frecuentemente mas que una ficción jurídica. ¿De qué teneis todavía necesidad para considerar que en Rusia la forma colectiva de propiedad no es mas que una ficción jurídica? No contestareis.

Schachtman, que dispone para él solo de 40 minutos, argumenta en favor de su tesis: el colectivismo burocrático en Rusia, bajo la dirección de la nueva clase, sistema que se extiende, según él, a los países del glacis. Según él, la economía no es capitalista en Rusia, ni tampoco socialista sino de un nuevo tipo no previsto por el marxismo, tipo qué, inexplicablemente, nace reaccionario, decadente y por consecuencia indefendible para el orador.

Finalmente, Haston defiende las enmiendas hechas por su partido a la resolución del S.I. Consideran ellas la asimilación estructural del glacis a la economía rusa como un hecho altamente progresivo, y los países ocupados por Rusia otros tantos Estados obreros degenerados e igualmente defendibles. Es la tesis del S.I. llevada hasta sus últimas consecuencias lógicas.

Tras esas intervenciones, el tiempo disponible hasta terminar la sesión fue dividido por el número de delegados que pidieron la palabra, correspondiendo 10 minutos a cada uno. Pero todos los tiempos de palabra en el congreso han de ser divididos por la mitad, puesto que cada orador debía hacer pausa tras cada frase para permitir la traducción. La oposición no dispuso pues, en ningún momento, de más de veinte minutos de palabra.

Como era de esperarse, la resolución oficial en favor de la defensa de Rusia fue aprobada con la sola oposición de Chaulieu, Sotne, Munis, el delegado irlandes, Armstrong y los dos delegados de Alemania. Hubo algunas abstenciones.


La cuarta tarde debía tratar de rondón las cuestiones, alemana, italiana y española. No trató mas que de Alemania. La resolución oficial fue devuelta a la comisión para introducir algunas enmiendas aprobadas días después. Ese documento es uno de los más despreciables de cuantos han salido del llamado congreso mundial. Basta decir por el momento que evita hablar de la defensa de Rusia, cual si sus autores se avergonzaran de sus propias ideas, y que da a los camaradas alemanes, como consigna inmediata, la asamblea constituyente. Con toda seguridad, los camaradas alemanes harán tanto caso a las directivas de esa resolución como a las del movimiento vegetariano, pero eso mismo, el tan venteado congreso mundial, lejos de ayudar al proletariado alemán a salir de la postración en que lo han sumido el triunfo del fascismo primero y de los Tres Grandes después, no ha hecho mas que añadir mayores dificultades al reagrupamiento de la vanguardia revolucionaria.

Sobre Italia, la dirección presentó una resolución pidiendo la desafiliación del P.O.C. Los tiempos de palabra fueron de 10 minutos, o sea, 5 descontando el tiempo de traducción. Munis, defendiendo al P.O.C., demostró que ninguno de los cargos que el S.I. le hacía podía constituir motivo de desafiliación, y que alguno de ellos eran compartidos por el S.I. y el C.E.I., tales la consideración del stalinismo como un partido de izquierda burguesa, y la definición de la situación actual del capitalismo como estabilidad relativa.

El P.O.C. --añadió Munis-- tiene pleno derecho a estar en la IV Internacional, porque mantuvo una actitud internacionalista durante la guerra. En cambio, hay aquí partidos (el S.W.P.) que por su actitud ante la guerra no tienen derecho a encontrarse en una asamblea revolucionaria. Es su expulsión la que debe pedirse.

Hablan además, contra la desafiliación del P.O.C. Chaulieu y el delegado de Palestina. Terminado el vertiginoso debate, la IV Internacional se quedó sin sección italiana.

La discusión sobre los estatutos fué mas pobre todavía. Para cada orador 5 minutos, y en verdad que no hubo muchos. El ponente, un hombre del S.W.P. que no ha sido ni será nunca militante, pero que ha gozado de vara alta en los asuntos de la Internacional, hizo un discursillo que tenían tanta relación con los estatutos como el de Stein con el informe de actividad. Solo Munis se opuso al conjunto de los estatutos, cuyo texto y espíritu será objeto de crítica especial. Presentó la siguiente resolución que no obtuvo mas que su propio voto:

El congreso rechaza el proyecto de estatutos del S.I.:

  1. Porque no tiene en cuenta las experiencias orgánicas en el movimiento obrero, que aconsejan reconsiderar el centralismo democrático de la Tercera Internacional.
  2. Porque refuerzan el lado centralista y descuidan el lado democrático.

En consecuencia, seguirán rigiendo los estatutos del congreso de fundación, mientras un estudio de las relaciones entre los métodos de organización y la contrarrevolución stalinista permita elaborar nuevos estatutos.


Finalizando el congreso, ya ausente algunas delegaciones, se discutió la resolución llamada La situación política mundial y las tareas de la IV Internacional, es decir, lo que ha de constituir el nervio político del movimiento trotskista mundial por un tiempo indefinido, hasta el próximo congreso mundial, formalmente fijado para dos años después, pero en realidad no llegará a celebrarse nunca si el trostskismo mundial sigue aceptando la dirección y la política actual, que lo castran.

El ponente oficial, Gabriel, dispone de una hora y media; las dos tendencias contra-ponentes, Chaulieu y Munis (con la primera hace bloque la delegado de la tendencia Johnson-Forest) disponen de 40 minutos cada una. Gabriel defendió el documento escrito por el S.I. repitiendo sus argumentos y añadiendo nuevas noticias y datos periodísticos a los que sirven de base a la tesis. Para el ponente, que representa la tendencia oportunista y dominante en la Internacional, la contradicción fundamental en el mundo de hoy es la contradicción Unión Soviética-Estados Unidos. La URSS es el lado positivo de la contradicción, y por consecuencia los partidos stalinistas, que se encuentran a su lado, son anticapitalistas y «se verán forzados» a apoyarse en la clase obrera y desarrollar la lucha de clases. Nuestra táctica ha de ser: frente único con el stalinismo, gobierno stalino-reformista, nacionalizaciones y control obrero, todo la táctica, en suma, de los bolcheviques frente los mencheviques en 1917. En efecto, en el pensamiento de la actual dirección mundial --lo que basta para condenarla-- no hay ningún factor nuevo surgido desde 1917, ninguna necesidad de reconsiderar consignas y tácticas, ninguno de los enormes acontecimientos sobrevenidos que estimule su pensamiento. Inercia intelectual a prueba de hechos, causa del estancamiento orgánico a que la IV Internacional ha sido reducida.

La resolución presentada por Chaulieu y Ria Stone eludía todos los problemas fundamentales y aceptaba el programa de transición sin mas que insistir sobre la necesidad de comprender su verdadero carácter. Pero la realidad es que el programa de transición está basato, de punta a cao, en idea de Rusia como Estado obrero, aunque degenerado, y del stalinismo como una tendencia reformista mas. Negando la justeza de estas dos ideas se debe necesariamente rechazar el programa de transición.

Munis presenta su discurso como esquema para una resolución política. Dice que la resolución escrita y la defensa verbal del S.I. no logran hacer un análisis del periodo histórico en que vivimos, y menos de los importantes contecimientos y cambios de factores que se han producido desde la fundación de la IV Internacional. Esta incapacidad impregna de oportunismo y de miseria política el proyecto escrito y el informe verbal. Todo proyecto político revolucionario debe partir de un análisis del periodo actual. El período de decadencia del capitalismo comienza con la primera guerra imperialista, en 1914. Planteado desde entonces, el dilema histórico, cada vez más perentorio, es revolución o barbarie. La II Internacional traicionó al proletariado aceptando el falso dilema de la victoria militar de un grupo de países o la de otro grupo. La revolución rusa restableció el dilema en sus verdaderos términos y abrió una etapa de lucha entre revolución mundial y capitalismo que va, con altibajos, hasta la guerra civil española. Una serie de derrotas, desde Alemania y China hasta España, van mostrando la modificación progresiva del carácter de los partidos comunistas. Es un fenómeno paralelo a los progresos de la contrarrevolución en Rusia. El stalinismo pasa por una etapa centrista y otra pseudo-reformismta (frente popular). En España, la presencia de una revolución desbordante le obliga a develar toda su naturaleza contrarrevolucionaria. Bajo el fuego de los acontecimientos se transforma, de tendencia reformista de frente popular en tendencia unidad nacional, enteramente reaccionaria. Así pues, toda táctica que lo tenga en cuenta como tendencia obrera reformista es radicalmente falsa y ha de revelarse impotente. En los años siguientes el stalinismo ha acentuado y extendido en escala internacional los rasgos descubiertos en España. No es ya un partido situado entre la revolución proletaria y la contrarrevolución capitalista. Continuar tratándolo como un partido a la Kerensky, cual hacen nuestros dirigentes, es catastrófico. El stalinismo no es mas que un competidor de los viejos partidos reaccionarios de la burguesía, en la lucha por la dirección de la contrarrevolución mundial. También el reformismo ha dejado de desempeñar su viejo papel, aunque todavía está mas ligado a la democracia burguesa que el stalinismo. Las relaciones de las organizaciones obreras con el Estado, por una parte, con la clase obrera por otra, se han modificado radicalmente. No teniendo en cuenta ese hecho, la dirección actual de la Internacional tartamudea pobres letanías y conduce a la bancarrota. Por el camino que sigue la Internacional se dividirá en una parte stalinizante y otra democratizante. Tras otras consideraciones, Munis termina así su discurso:

Nuestra tendencia no se dejará esterilizar, porque tiene tras de sí la mas recia experiencia revolucionaria no se dejará destruir porque tiene una confianza completa, simple y firme como un proceso orgánico, en sus propias ideas. No se trata solo de la perspectiva inmediata, sino de toda concepción muncial, del carácter de la época, de la naturaleza del stalinismo y del cometido del proletariado. Se trata también del derrorismo revolucionario. En la perspectiva mundial, la dirección actual se encuentra de un lado de la barricada, el lado ruso. Camaradas delegados, llevad este mensaje a vuestros partidos: es necesario que la Internacional reacciones, es necesario que elmine la política de la dirección actual. De lo contrario, este será el último congreso de la IV Internacional. El momento es decisivo y las tendencias en lucha inconciliables.


La elección de nuevo Comité Ejecutivo fue enteramente protocolaria. No conociendo la verdadera situación política y orgánica de los partidos y grupos, aparte tres o cuatro, nadie estaba en condiciones de aprobar o impugnar candidatos con conocimiento de causa. La única particularidad a notar es que el S.I. se abstuvo de proponer ningún representante español, considerando que la sección española tiene «un pie dentro y otro fuera de la Internacional». El S.I. pidió inutilmente a Munis, como condición para aceptarlo en el C.E.I., que hiciese una declaración de sujeción a la disciplina. La composición y la base política del nuevo C.E.I. es tal, que aun suponiendo que a él fuese un representantes de la sección española no podría ser mas que un triste priosionero. Entre los 19 miembros del C.E.I. habría solamente un español, un alemán y un peruano no incondicionales, en lo esencial, de la política oficial, pero los miembros alemán y peruano no asistirían nunca o casi nunca a las sesiones del C.E.I. Esta proporción está muy lejos de reflejar la verdadera situación de la Internacional.

Las restantes sesiones del congreso se desenvolvieron de manera abúlica, incluso aburrida. Se trató la cuestión latino-americana (un grupo semi-peronista y otro anti-peronista de la Argentina se declaraban igualmente de acuerdo con el S.I. y satisfechos del congreso), sobre la que no se llegó a formular ningún texto. La cuestión americana entre el SWP y el WP, sobre la cual el congreso satisfizo los deseos del SWP, roció con su aprobación todos los zig-zags absurdos sobre la unidad, arrojó sobre Schachtman el cenizo de pequeño-burgués, y sobre Cannon la investidura de gran proletariado. Se habló, en fin, de la situación en el partido francés, que el congreso resolvió, como ya había hecho por su cuenta la inefable dirección de Frank, independientemente de la situación política del país y de las características de la crisis interior, la peor en la historia del trotskismo en Drancia, reflejo de la grave crisis ideológica que atraviesa la Internacional.

El congreso terminó como había empezado, ocultándose y ocultando a toda la base mundial la verdad de la situación, negándose a considerar cara a cara la crisis ideológica, confirmando y aprobando sin conocer, reafirmando ideas o principios cuyo sustento había cambiado radicalmente, aprobando a ojos ciegas los gravísimos oportunismos cometidos. Ese «congreso» será un punto negro en la historia del trostskismo mundial, si es que no provoca su descomposición como corriente revolucionaria. A decir verdad, cada una de las resoluciones aprobadas es obstáculo a la actividad revolucionaria de la vanguardia.

G. Munis

París, mayo 1948.


NOTA

Recordamos a los grupos y camaradas aislados que deben liquidar al administrador el pago de los Boletines y periódicos, inmeditamente después de su recepción especificando en cada caso qué cantidad corresponde al uno y cuál al otro, de lo contrario no es posible llevar cuentas precisas.

Una resolución de la célula de París

La célula de París del G.C.I., constatando que el Secretariado Internacional no ha publicado los debatesl del «congreso mundial», lo que demuestra el propósito de ahogar toda discusión en la Internacional, constatando que la manía de clandestinidad, que oculta tras de pseudónimos casi la totalidad de los participantes en el congreso, facilita aun mas el ahogo de la discusión, protesta con indignación contra el Boletín Interior (especial, noviembre 1948) del S.I. sobre ese congreso, y pide al S.I. la totalidad de las actas, a fin de que nuestra organización las publique por su cuenta, y que los debates puedan ser conocidos.

Aprobada por unanimidad, el día 14 de enero de 1949

Un acta de El Havre

Reunión conjunta de la célula del P.C.I. y del G.C.I. español.

Informa el camarada Toni sobre la posición tomada por la tendencia franesa Gallienne y por la sección española, de romper con la IV Internacional.

La crisis actual de la Cuarta --dice-- viene de su defensismo de la U.R.S.S. y de no tener una verdadera política revolucionaria de cara al proletariado internacional. Este es el problema de la crisis, y yo os digo que como miembro de la sección española me doy de baja de la sección francesa, para continuar junto con las minorías derrotistas revolucionarias el camino trazado del movimiento obrero vis a vis de todos los gobiernos traidores.

Michel dice que si vamos pues a organizar la Vª Internacional. Que no se trata de organizar internacionales así como así, que con nostros la sección española está toda entera y la tendencia Gallienne ya formada. Hay otros grupos de marxistas que tienen una política igual a la nuestra, y nuestra política es internacionalista.

El camarada Michel informa del material recibido, queda como responsable para escribir a la tendencia francesa y pedir material, y quedamos en romper todos juntos con la IV Internacional.

Se discute la huelga de los mineros, traición cien por cien del stalisnismo. El stalinismo juega el papel de su padre, pero no defiende ningún interés del obrero.

Acudieron a esta reunión: Regis, Michel, Toni y Victor.

El Havre 1 diciembre 1948.

El Secretariado Internacional sobre el congreso mundial

El S.I. acaba de publicar un número especial de su Boletín Interior, «sobre el segundo congreso mundial de la IV Internacional». Mal congreso, peor información, Parece que la información especialmente ideada para impedir que alguien llegue a darse cuenta de lo que fue el llamado congreso y del valor de sus discusiones. Ese congreso misterioso, ilegal para todo el mundo que no fuera la policía, es resumido por S.I. en 16 páginas, a lo largo de las cuales no pueden verse --aparte las resoluciones sobre el carácter de la asamblea presentadas en la primera sesión por nuestra tendencia-- mas que una representación continua de los mismos nombres y número de votos. Y los nombres, importa señalarlo, son la mayoría de las veces tan significativos e identificables con un rostro y cuatro extremidades como Jerónimo, Roberto, Walter, Renato, Antonio, Ernesto, Pedro, etc. Para que el laberinto sea más perfecto (psch... silencio, están despistando a la policía) en otras ocasiones, Antonio se llama Juán, otras se llama Diego o Justo, Jerónimo se llama Francisco, Policarpo o Santiago, y así sucesivamente todos los Antonio y los Roberto. Aun quienes hayan tenido el priviledio de encontrarse en las catacumbas del «congreso mundial», no podrán enterarse de quienes han hablado sino después de un paciente trabajo de criptografía. En efecto, el informe es todo este jaez, y téngase en cuenta que escogemos la sesión menos enigmática de todas:

3ª Sesión - Martes 13 de abril

Preside el cam. Santen.

Cuestión Rusa - Ponencia presentada por el cam. Walter

  1. Contra-ponencia presentada por el cam. Haston
  2. Contra-ponencia presentada por el cam. Bergson
  3. Contra-ponencia presentada por el cam. Munis
  4. Contra-ponencia presentada por el cam. Pedro

Discusión: Intervención de los camaradas Capa, Chaulieu, James, Ortiz, Robert, Ali, Barrois, Dan, Jeffs, Louis, Hunter, Bleibtreu, Posadas, Armstrong, Santen, Colvin.

Respuestas de los contraponentes: Munis, Pedro, Bergson, Haston y del ponente Walter.

Fin de la tercera sesión.

Por este método podríamos redactar nosotros un informe no menos difedigno que el del S.I., sobre las sesiones del sacro colegio de cardenales. Las demás sesiones no se diferencias en el Boletín de la que acabamos de copiar sino en que hay muchos mas nombres y se comprende todavía menos lo que ha pasado. En el informe de la 4ª sesión, por ejemplo, se pueden leer 77 nombres y una paletada de números. Nada mas. Ni una sola palabra sobre los debates, precisamente lo que habría interesado a todo el mundo mucho mas que las resoluciones oficiales y las de la oposición juntas, lo que habría permitido juzgar el valor del congreso como tal. Ninguna razón material impedía al S.I. publicar esos debates, pues salvo raros momentos, todo lo que se dijo en el congreso quedó taquigráficamente registrado. Se lo impide lo que dijeron los representantes de su tendencia, y sobre todo la vergonzosa segunda sesión, sobre el informe de actividad, referica por Munis en el anterior trabajo. Sin hablar de la pobreza y la limitación en general de los debates, la publicación del discurso del ponente de esa sesión --uno de los principales pilares del partido estadounidense y por consecuencia de la Internacional-- bastaría para probar la nulidad absoluta del llamdo «segundo congreso mundial». No menor valor como revulsivo tendría la publicación del discurso de Germain sobre Rusia y el stalinismo. Por eso en el informe del S.I. no pueden leerse mas que pseudónimos absolutamente impersonales, y número de votos, para mayor gloria de la mayoría. Añadamos que este truco de psudónimos humosos y cambiantes es también una manera de eludir responsabilidades políticas, pues es imposible atacar a Juan que en otra parte se llama Pedro y en otra Dionisio, etc. ni el puesto dirigente que ocupa. La ilegalidad del congreso mundial, tan obstinada y ardientemente buscada por lel C.E.I. y S.I., era una maniobra mucho mas vasta y grave de lo que previmos nosotros mismos al denunciarla desde el año antepasado.

A seguidas de su inaguantable relación de nombres, el S.I. publica varias resoluiones oposicionistas --o relativamente-- del partido inglés, Chaulieu-Stone, Barrois-Marcoux. Pero no publica ninguna nuestra. Sin duda el S.I. se excusará arguyendo que la sección española, habiendo roto la disciplina del congreso mundial, no tiene derechos a pedir que se le publique nada. Cualquiera que sea su argumento, el hecho revela hasta qué grado la manera burocrática de considerar los problemas ha tomado asiento en la dirección de la IV Internacional. Verdad es que el boycott del S.I. a nuestras ideas no data de la ruptura de la disciplina, sino desde el primer día de nuestra oposición en México en el año 1941. Ni el S.I. de América ni el de Europa han publicado nuestros más importantes documentos. La base trostkista mundial es deliberadamente mantenida en la ignorancia. Grupos o partidos enteros desaparecen sin que los militantes de todo el mundosepan nada; otros partidos son expulsados (el italiano) sin ninguna razón válida, a menos que se considere tal el ser mucho más recolucionario que todo el C.E.I. Finalmente, la sección española decide romper la disciplina y llevar adelante su propia política, sin que el S.I. haya informado hasta ahora a la Internacional el porqué de esta actitud. Su conducta prueba que no tiene derecho a llamarse dirección mundial revolucionaria. La lucha implacable contra ella es la única conducta que puede seguir un militante.

Nota administrativa

El total de los ingresos en caja desde el mes de septiembre, en que tomé posesión del cargo adminsitrativo, hasta el día 15 de noviembre pasado, se reparte de la forma siguiente:

Total de haberes hasta el día 15 de noviembre:

Cotizaciones: 11.935 f.

Suscripciones: 10.702

Total: 22.655 f,

Gastos varios durante este periodo: 740 f.

Resta: 21.915 f.

Tiraje del último número de «Revolución» y gastos de correo: 25.500 f. (aprox.)

Hay pues un déficit de 3.000 francos y pico al hacer esta nocha.

Después de haber hecho varios llamamientos a los diferentes grupos de provincias para aumentar nuestros recursos económicos, el balancede las aportaciones se salda en favor del grupo de Altos Pirineos, con un 50% del total de los ingresos, siguiéndole el grupo de París, con un 30%. El 20% restante se reparte entre los restantes grupos. Ni qué decir tiene que el esfuerzo realizado por los camaradas de Altos Pirineos, que representa la mitad de las aportaciones, es el mejor ejemplo de la actividad que una sección puede realizar, aun en condiciones difíciles. Este esfuerzo debe ser imitado por los demás grupos, para constituir el fondo necesario a una aparición mas frecuente del periódico y los boletines. Los camaradas de la organización deben de comprender la importancia que tiene el que nuestras publicaciones salgan regularmente.

Creo necesario dar una idea del precio que cuestan los tirajes. Nuestro último número de «Revolución» costó 23.000 francos, sin contar gastos de correo, y gracias a que había todo un artículo compuesto desde el número anterior. El precio del próximo (si no suben las tarifas), será de 25.000. Un número del Boletín de Discusión, cuesta de 2.000 a 4.000 francos. Solo los gastos de correo del último número del periódico han subido a 2.500 francos. Otros gastos suplementarios agravan nuestra situación económica.

Todos estos datos harán comprender a los camaradas de la organización que el esfuerzo que se realice en este sentido debe ser un esfuerzo permanente (así lo han visto bien los cam. de Altos Pirineos), a fin de que nuestras ideas sean conocidas del mayor número posible de hombres en la emigración y en España.

Palmiro